top of page
Buscar

Quiero ser enfermera

¡Seguimos!


Tempus fugit. Hoy me gustaría hablar del modo en que elegimos una profesión y eso me hace pensar en lo rápido que pasa el tiempo.

El fin de semana pasado lo comentaba con unas amigas. Todas tenemos más de cuarenta y cinco años, y todas fuimos juntas al colegio y al instituto. Nos parecía que la vida había pasado de prisa, sin embargo, cuando mirábamos atrás nos dábamos cuenta de cuántas vidas habíamos vivido. Otros amores, otros trabajos, otros viajes, otras emociones… y las actuales, con nuestras circunstancias más o menos favorables y más o menos elegidas.


En un momento determinado una de ellas preguntó:


- Si volvierais a empezar, ¿estudiaríais la misma carrera?


Yo, dije que no.


Es curioso… porque amo la enfermería. Y a pesar de ello, durante muchos años me sentí “poco enfermera” y ¿por qué? Pues porque no encajaba en la concepción social de lo que entendemos por personal sanitario.


No me gustaban los hospitales, no disfrutaba haciendo técnicas de enfermería, sentía una especie de angustia, a partes iguales con algo así como una atracción por el hospital y, en definitiva, era joven, inexperta y no sabía lo que quería.


Yo nunca dije: Mamá, papá, quiero ser enfermera.


Me faltó información para elegir. Si la hubiera tenido, prácticamente seguro que habría empezado por Trabajo Social, habría seguido por Antropología o Sociología y habría acabado con enfermería.


La enfermería me enamoró poco a poco, la antropología completó espacios que habían quedado vacíos y lo poco que hice de sociología (dos años de pre-doctorado) y medio año de Trabajo Social me ayudaron a comprender que mi ansia de saber es infinita.


Combinarlo con el trabajo al final fue imposible así que la tesis quedo sin hacer y Trabajo Social quedó sin terminar, pero no me arrepiento. Porque hoy entiendo que formarse una carrera no es únicamente elegir HOY lo que quiero ser EL RESTO DE MI VIDA. Lo que haga hoy, no es determinante.

Yo creo más en algo así como… HOY decido y MAÑANA también. Es mucho más real y ejerce menos presión sobre las personas que deben tomar la decisión.


A todo esto, yo nunca dije que quería ser enfermera, pero en mi escritorio secreto tenía papeles para enseñar, material para hacer curas y muñecos para cuidar.


Así que algo se olía mi instinto. He acabado por ser Enfermera docente. Mi amiga Rosa diría que lo correcto sería decir: “trabajar de enfermera docente” no “ser enfermera docente” porque según ella la profesión no define la personalidad.


Yo creo que algo si la define, cada uno de nosotros/as tenemos nuestros DONES. Aquello que estamos dispuestos a DAR, que podemos ofrecer a los demás.


Y de eso debería tratarse. ¿Qué es lo que me define? ¿Qué es lo que me llena? ¿Qué es lo que haría de u otro modo aunque no me pagasen por ello?


Yo “ayudaría” sin dudarlo y ofrecería mis conocimientos a quien quisiera adquirirlos.


Ya en dos ocasiones algunos alumnos me han preguntado que si tengo dos carreras y algunos másteres, por qué me dedico a la docencia.


Esto me da mucho que pensar.


Entre otras cosas en cómo ha llegado a docencia a estar tan mal valorada.


Y yo les respondo sin dudarlo…PORQUE ES LO QUE ME GUSTA, ES LO QUE ME HACE FELIZ.


Es duro, agotador, a veces es triste, otras veces alegre, y con todo eso, me gusta. Ahora mismo por varias circunstancias no lo cambiaría por nada.


Y tú… ¿Qué quieres ser de mayor?


0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page