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Metodologías de educación activas

Actualizado: 14 ene 2021


Hace un tiempo vino un amigo a visitarnos… lejos de los tiempos de pandemia.

Es coordinador pedagógico y miembro del equipo directivo de un colegio Montessori, en Santiago de Chile.

Vino a realizar una ponencia sobre “Cómo liderar equipos para el cambio educativo” en el II Simposio Internacional de Barcelona.

Hablamos mucho sobre educación activa, tanto que casi nos quedamos sin tiempo para hablar de cosas importantes: sus vacaciones, las calles de Santiago, la sonrisa de su hijo, nuestros objetivos laborales, nuestros sueños.

¿Por qué hablamos tanto sobre educación y tan poco sobre la vida?

Por un lado, porque su trabajo es una extensión de su personalidad, porque se siente implicado en el proyecto empresarial, porque le cuidan, favorecen su desarrollo profesional. Porque siente una vinculación afectiva con la empresa para la que trabaja.

Por otro lado, porque a mí me apasiona la educación activa, porque estamos viviendo un cambio sin precedentes a nivel educativo, al menos desde que se construyó el “Modelo de la Revolución Industrial”. Un modelo en muchos aspectos obsoleto, que se fundamentaba en verdades absolutas, en la sabiduría única y en la educación bancaria. El formador como centro del conocimiento; la reproducción de sistemas como método perfecto para generar trabajadores/as metódicos y organizados.

Me apasiona tanto la educación, que mi necesidad de saber más creció igual de rápido que han crecido mis hijas. De éste modo he leído, me he formado, me he informado, es decir he CONSTRUIDO una extensa red de aprendizaje relacionado con la educación activa, que pretendo ir instaurando en mis clases diarias con paciencia y espero que inteligencia, algunos cambios deberían ser lentos para que tengan tiempo de instaurarte e instalarse.

Volvamos a mi amigo, profesional de la docencia con más de 15 años de experiencia. Pasó la tarde y seguimos hablando sobre educación. En un momento determinado observó nuestro hogar, me miró y dijo:

La casa escuela.

Le sonreí. No le falta razón.

En ese momento mi casa parecía una escuela, no había método de descubrimiento del entorno infantil que no estuviera aplicado en casa, en beneficio de mis hijas. Me intereso tanto por la metodología educativa que duermo con mi trabajo, sueño con mi trabajo y lo extiendo a todo lo soy.

Quizá ha llegado el momento de dejar de buscar la perfección, para dar cabida a la improvisación. Como siempre me digo, el proceso de enseñanza-aprendizaje es un acto RELACIONAL, y las relaciones (de cualquier tipo, también las que se producen dentro de un aula) no funcionan, si tenemos a una profe estresada.

Veremos a ver si lo consigo… os iré contando.



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